ORQUESTA SINFÓNICA DE VENEZUELA


 

   

Gustavo Adolfo Dudamel Ramírez (Barquisimeto, Venezuela, 26 de enero de 1981) es un músico ydirector de orquesta venezolano. Es director de las orquestas Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, laSinfónica de Gutemburgo y la Sinfónica Simón Bolívar. En un artículo de la revista National Geographic, "Gustavo Dudamel: El hombre que rejuvenece la música clásica" de su edición de octubre de 2010, fue calificado como un genio musical.1 En 2012 es ganador del Premio Grammy por la dirección de la Sinfonía n.º 4 de Brahms interpretada por la Filarmónica de Los Ángeles.
Comenzó los estudios de música popular bajo la tutela de su padre, Óscar Dudamel, en su natal Barquisimeto (Venezuela). A la edad de cuatro años, comenzó a estudiar violín en el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema). Pronto comenzó a estudiar composición musical. Asistió al Conservatorio Jacinto Lara, en donde José Luis Jiménez le dio clase y luego continuó el estudio del violín en la Academia Latinoamericana de Violín con el Maestro José Francisco Del Castillo.
El estudio de la dirección de orquesta lo inicia en 1995, primero con Rodolfo Saglimbeni, luego con José Antonio Abreu. Durante muchos años fue concertista la Sinfónica Infantil de Venezuela, destacándose desde muy temprano como compositor de pequeños ensambles.
En 1999, lo designaron director de música de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Orquesta Nacional de la Juventud de Venezuela.

 "Yo veo la orquesta como una sociedad perfecta"

Primero fue Gustavo Dudamel. Ahora llega de Venezuela Diego Matheuz, de 26 años, dispuesto a hacerse un hueco en Venecia como director de ópera. La cantera del sistema creado por José Antonio Abreu resulta inagotable.

      



Diego Matheuz confía en ciertas casualidades del destino. Aún es joven para que la vida le haga reflexionar en esos términos, pero no se le escapa que el nombre originario de su país, Venezuela, viene de Venecia. A lo mejor por eso, en los viajes de ida y vuelta que está obligada a hacer la humanidad en plena era global, quedaba escrito en algún lugar que un chaval de 26 años -nacido en Barquisimeto- estaba llamado a ser director musical de La Fenice, uno de los teatros con más solera e historia en el mundo de la ópera.
 
                  "La música es alegría y tristeza al mismo nivel que el de una pareja"      "Claudio Abbado es un amigo, un abuelo, un padre. Me dio su confianza"

Allí Verdi estrenó algunas obras cumbres, entre ellas La traviata, un día en que salió abucheado. Matheuz la interpretará en 2012 con un montaje de Robert Carsen, aunque espera salir mejor parado que el compositor. No ha llegado tan alto por capricho. El nuevo fenómeno del sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela triunfó esta pasada temporada en el teatro que ahora es su casa con Rigoletto, otra pieza maestra verdiana que también fue estrenada allí en 1851.

La maldición del jorobado fue su bendición. No les costó a los músicos ni a los responsables del lugar fijarse en la elegancia, el tino, la precisión, la inteligencia y el carisma de este músico. Lo mismo que vio en su día Claudio Abbado en él cuando apenas tenía 22 años quedaba confirmado a lo grande. No en vano, el maestro italiano lo ha pulido con mimo desde que Abreu le hiciera caer en su talento entre esa basta galería de vocaciones salidas muchas veces de los barrios más marginales y peligrosos de América. Ese ambiente ha forjado en Matheuz un fuerte compromiso social y un vínculo con su raíz del que será imposible arrancarle, como ocurre con Dudamel, por mucho que agentes, discográficas y expertos en marketing vendedores de humo intenten lo contrario.

Cuando Gustavo Dudamel, la gran estrella del sistema, ya es una realidad en el mundo sinfónico, donde dirige habitualmente a las mejores orquestas del planeta, Matheuz es otra nueva esperanza de regeneración salida del sistema que José Antonio Abreu comenzó a estructurar en su país hace 36 años. Los dos, Dudamel y Matheuz, habían probado suerte como futbolistas en el patio de la escuela de Barquisimeto donde ambos se formaron. Pero estaban llamados a marcar goles en los podios. Uno, el mayor, ahora con 30 años, es ya director titular de la Filarmónica de Los Ángeles y de la Sinfónica de Gotemburgo. Matheuz llega a Europa del Sur, a la ciudad que fue cuna de la ópera, para adentrarse en ese género mayúsculo.

No se lo cree todavía. Aunque la primera vez que pisó la ciudad que ahora va a acogerle sintiera algo extraño. Fue en 1998, cuando los niños y jóvenes de la Orquesta Simón Bolívar llegaron a la plaza de San Marcos para rendir homenaje a Giuseppe Sinopoli, el director italiano muerto en acto de servicio mientras dirigía un concierto y que tanto había creído en el sistema. No hay mejor manera que demostrarle la razón que tenía al apoyar aquella enorme cantera potencial de futuro y renovación de la música. Matheuz es hoy una realidad que haría a Sinopoli muy feliz.

   
UN VÍDEO  SU GRAN TALENTO



 

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